Fotocomedor

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lunes, 20 de octubre de 2014

Menorca otra vez

Recreándome en algunas imágenes de un nuevo viaje a Menorca en septiembre pasado, las he juntado con música y con un ligero texto que habla de la luz, de la mucha luz de Menorca.

viernes, 10 de octubre de 2014

Exposicion pintura fotografia

Estuvimos en la exposición de mis amigos Tomás y Agustín. Guapísima y digna esta exposición que además tenía un añadido solidario, generoso: los dos artistas daban íntegramente el beneficio de la venta a la Asociación Catalana de Fibrosi Quística a la que estoy íntimamente ligado. Ya os podéis imaginar mi enorme agradecimiento, mucho antes de saber si se venderían o no los cuadros. El valor moral estaba entregado; el valor de mercado y el mercado, ya sabéis que va por donde le da la gana. Lo importante fue el encuentro entrañable y la sensación de que le gustó a todo el mundo, que no es poco.
En el acto de presentación me permití un enfoque modestito de lo que me parecía y conocía del trabajo de mis amigos que aquí dejo:

“Históricamente el diálogo entre fotografía y pintura ha sido constante desde el mismo momento en que aparece la fotografía. El punto álgido de este diálogo, de su relación, vamos a tratar de encontrarlo en esta exposición y se pretende que nos llevemos la impresión de haberle reconocido a la fotografía su estatuto de equivalencia artística respecto a la pintura. De ser así nos habremos alejado de las interpretaciones más románticas de algunas posturas en el mundo del arte que afirman que la fotografía, por ser un medio mecánico se aleja del espíritu que transmite la mano del pintor. En la elección del tema, el encuadre, el ángulo de observación, el momento de la luz, etc., es donde empieza a funcionar el instinto artístico del fotógrafo así que la intervención de la máquina reveladora, química o digital, no estorba para nada en la labor artística, en la labor expresiva, y desde luego no echa de menos la “pincelada” como acto de afirmación de su trabajo.

Sea pintura o sea fotografía vamos a tratar de justificar y comprender cómo el arte nos muestra la materia o la forma aristotélica; la idea o la sombra platónica; la realidad o el sueño; los objetos de los sentidos o los objetos de la razón. Siempre encontramos en el arte una lucha por los límites, en constante búsqueda de nuestra capacidad para expresar lo que sentimos, lo que pensamos, lo que intuimos, lo que nos perfecciona o lo que nos degrada.
 Decimos que hay una patente conexión entre arte y vida porque de ella surgen las sensaciones, los sentimientos, los estímulos que provocan al artista. Decía Wassily Kandinsky: “Es necesario que el pintor cultive no sólo sus ojos sino también su alma para que ésta aprenda a sopesar el color con su propia balanza y actúe no sólo como receptor de impresiones exteriores sino como fuerza determinante en el nacimiento de sus obras. Vale esta afirmación en igual medida para el fotógrafo.
Así que con esa mirada que también mueve el alma, este par de artistas, nos muestran su trabajo  con el medio  que tienen para expresarse y lo hacen además de una manera honesta, con arte y con talento. No hay pretensión de engañar al observador, no se pretende crear dudas en las fronteras de la fotografía y la pintura. Se pretende una reflexión en ese límite que utiliza el fotógrafo con el dominio de la técnica dejándose llevar por su intuición. A partir de su resultado el pintor, armado igualmente con su intuición y su técnica, es decir, desde el mismo plano interpretativo que aquél, inicia y elabora su obra como si recogiera un testigo del fotógrafo. Así pues, no hemos acabado de ver la fotografía cuando ya nos encontramos en la pintura que es el resultado de una proyección complementaria, no contrapuesta, puesto que el pintor ya cuenta con el conocimiento del tema elaborado por el fotógrafo incluso antes de que este reinterprete su fotografía. El fotógrafo comienza en el campo de luz de su objeto mientras que el pintor ya arranca su visión y su inspiración en ése momento. La libertad del fotógrafo lo llevará hasta los límites en que quiere entregar el testigo al pintor. El resultado es coherente y armónico y es una apuesta para mover el campo de nuestra variada sensibilidad. Ese es el juego. Disfrutad de él.”