Fotocomedor

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martes, 20 de enero de 2015

Leyendo filosofía política

Esta tarde de invierno, con algo de frío en cuerpo y alma, me encuentro la cita(*) que literalmente expresa un estado de ánimo en lo político, una reflexión sobre el mal social contemporáneo dicho con palabras de ¡finales del siglo XIX!:
“No me cabe ninguna duda de que el mundo en el que vivimos puede vivirse. Pero no por ello deja de ser un mundo de injusticia social en el que no hay libertad igual para todos (y, por tanto, para ninguno); un mundo de guerras, miserias y hambres sociales en el que no hay razón virtuosa ni felicidad en todos (y, por tanto, en ninguno). Entonces, decir de este mundo que “puede vivirse” es más una afirmación histórico-natural que histórico-moral. Este mundo real de fin de siglo es culturalmente bárbaro en su refinamiento. Me produce espanto el modo con que resuelve el antagonismo social y las imágenes que tengo de este modo moderno de vida son desgarradas y perplejas, cuando no trágicas.[…]. Este es un mundo que a la vez que me indigna y me subleva, me hace seguir siendo idealista y escéptico, ambas cosas juntas. Es decir, me hace ser un perdedor y lo que para mí es lo mismo: un racionalista infeliz.”
Es como un autodiagnóstico de los síntomas producidos por lo que creo que es bastante común a todos: desmantelamiento del llamado “estado de bienestar”, desigualdad creciente, injusticias sangrantes,  guerra, pobreza, corrupción, fundamentalismos descerebrados,etc, etc,.Vivo con problemas este discernir entre lo subjetivo y lo objetivo que exige esta voluntad mía de racionalismo o lo que es lo mismo, voluntad de entender esta puñetera realidad.


(*) Se trata de J.Lapv, autor de una obra inédita: “Crítica política”.(Citado en un artículo de Pablo Ródenas en la revista Anthropos)