Fotocomedor

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domingo, 28 de agosto de 2016

Filosofia inacabada

El título de la entrada es también el título de un libro de y sobre filosofía de una autora con la que coincidí haciendo la carrera: Marina Garcés. Ella apuntaba, con cierta evidencia, las condiciones para ser probablemente una filósofa. Yo no. Mi carácter diligente no dio para superar la mediocridad.

Marina parafrasea en los inicios de su libro a Alexandre Koyré (autor con un interesantísimo enfoque sobre la ciencia en Del Mundo cerrado al Universo infinito) y dice que hemos pasado del universo infinito a un planeta agotado. Esta idea de peligroso final expresa la preocupación de la que nadie puede desentenderse, de la que nadie puede dejar de pensar. Y si de pensar se trata y además hacerlo de forma comprometida, no es prudente dejar de lado a la filosofía que es capaz de pensar sobre las consecuencias de la autodestrucción que impulsa un ser, un sujeto, difícilmente descriptible y abarcable como es el hombre.

El tema es importante, ya lo creo, pero más nos sirve ahora para el papel que juega la filosofía en la reflexión de ese problema y tantos otros dado que la filosofía es ese instrumento inestable de reflexión, es ésa manía que tienen algunos pero que en el fondo nos afecta a todos. El debate sobre esta manía que representa la filosofía no es sobre su utilidad o inutilidad sino sobre su carácter estrictamente necesario.

No presentamos a la Filosofía como aquella lúcida reflexión de hombres contemplativos con la barriga saciada, sino  que la presentamos como una respuesta a un vacío existencial que todos compartimos: el de no poder colmar de sentido y orientación la existencia humana.

Buscamos como maniáticos una verdad que nos oriente la vida y acudimos a un saber que sea capaz de ofrecérnosla para un mejor vivir. El problema aparece en ese desajuste entre lo que “es” la vida y lo que “debe ser” la vida, entre lo que hay en la realidad y lo que deberíamos hacer para cambiarla, entre lo que sabemos y lo que intuimos saber sin llegar nunca a saberlo del todo. Estos desajustes, estas distancias son las que recorre a toda velocidad un pensamiento sin límites, infinito, en el cubículo de un ser finito, o sea, nosotros. Este veloz recorrido del pensamiento no se conforma fácilmente a no ser que encuentre algo parecido a lo que llamamos verdad. Esta inevitable tendencia nos sitúa ante la necesidad de la filosofía porque la pregunta, ya lo habíamos apuntado, no es si se puede hacer o no filosofía, sino si se puede dejar de hacerla, si es posible no hacer filosofía, esa forma de compromiso para tratar y entender el mundo (objetivo que algunas políticas parece que quieren evitar).

Sabemos que también la religión, o incluso el arte, pueden ser maneras de dar sentido a la existencia y vaya si se consigue cuando lo que se nos regala es la trascendencia desde este mundo de lágrimas a uno mejor y definitivo, pero lo específico de la filosofía, cuando enfoca esa pretensión de dar sentido a la existencia humana, es la capacidad que tiene para ir desde la singularidad de una voz, de un pensamiento, a encontrar el lugar de la razón común. En la religión, más allá de la singularización de una idea, de un pensamiento, de un escrito, hay siempre un último garante, una razón mucho más alta y extraña que la nuestra, es decir, la instancia divina.


La filosofía intenta universalizar su discurso, intenta un lugar común con cualquiera, con todos, ofreciéndolo y exponiéndolo generosamente. Es una labor siempre inacabada por nuestra condición de finitud. Aprender a vivir y a pensar siendo conscientes de esa condición es el reto. Entre las preguntas y las respuestas la filosofía nos ofrece las condiciones de posibilidad sobre esa ansiada búsqueda de sentido. Ese desafío es el que asume Marina Garcés y que comparte con nosotros en su libro: aprender a pensar y vivir la finitud humana desde la amenaza que supone un mal final si no espabilamos.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Boveda

Los campos de mi pueblo pueden confundir a los sentidos. Una aparente monotonía cromática te exige buscar los matices de la tierra arada, de los campos segados, de los ocres plenos de luz, de los cielos infinitos sin una sola nube. Estas tierras hablan al alma, te llenan de serenidad y te regalan el perfume seco y quieto de los días de verano. Queriendo o sin querer, estas tierras forjan un carácter, informan de sus gentes y aprecio cada día más esta diferencia, haciéndola mía.



sábado, 23 de julio de 2016

Un universo de la Nada

Todas las estructuras que podemos ver, como las estrellas y las galaxias, fueron creadas  por fluctuaciones cuánticas de la nada.
Aún sin creer en milagros, cuando observas los cielos, eres capaz de sentir, de ver, un cierto orden del universo y entonces puedes sacar dos conclusiones:
La primera, que han compartido multitud de científicos desde Galileo a Newton y hasta nuestros días, es que ese orden, esas leyes, han sido creadas por una inteligencia divina, responsable, no sólo de la armonía universal sino también de nosotros mismos, pues estamos hechos según las enseñanzas, a imagen y semejanza de Él.
La segunda es que no existen más que esas leyes, única y exclusivamente, leyes que hemos descubierto en la Naturaleza y que requieren que nuestro universo exista, se desarrolle y evolucione sólo y exclusivamente como consecuencia de esas leyes ( Einstein se preguntaba si Dios había podido elegir entre diversas leyes).
La explicación del pasado, presente y futuro del Universo no procederán de la esperanza, ni el deseo, ni la revelación, ni la creación del pensamiento puro: procederá de la exploración misma de la Naturaleza. Nos gustará o no, responderá a nuestras expectativas o no, pero esto es lo que hay y mejor es aceptarlo. El trabajo y la indagación misma sobre la Naturaleza es donde se adquiere el sentido, sin por qué y para qué, sólo y exclusivamente el cómo.
Es extraordinariamente significativo el hecho de que un universo de la nada, surge de una manera, no sólo natural, sino inevitable y que además es cada vez más coherente con todo lo que ya sabemos. La física y la cosmología asumen el reto de dar explicación suficiente de la afirmación  de que algo surgido de la nada, es un acto original de creación y la explicación científica resolverá esta cuestión de manera satisfactoria y sin lagunas lógicas.
Sin duda parece razonable imaginar que, a priori, la materia no puede surgir espontáneamente del espacio vacío, de forma que algo en este sentido, no puede surgir de la nada. Pero si tenemos en cuenta la dinámica de la gravedad y la mecánica cuántica, se halla que esta concepción del sentido común deja de ser verdadera. La existencia de energía en el espacio vacío, descubrimiento que ha sacudido nuestro universo cosmológico, refuerza un aspecto del mundo cuántico, de la gravedad cuántica, que será el fundamento que se dará cuenta de ese salto de la “nada” al “algo”.

Este libro desborda argumentos científicos para acercarnos a la comprensión de que es perfectamente posible un universo de la nada y respira por todos costados la convicción de que sin la ciencia, todo sería un milagro, pero con ella queda la posibilidad de que nada lo sea.




sábado, 9 de julio de 2016

Dolor

No son refugiados porque no les hemos dado refugio. ¿Hasta dónde llega nuestro miedo que lo convertimos en inconsciencia y olvido?. Seguiremos añadiendo frustraciones a la Historia por nuestra incapacidad de sentir y paliar el dolor ajeno.


domingo, 12 de junio de 2016

Inmigrantes

“Ya no podemos permitirnos tomar del pasado lo que era bueno y llamarlo sencillamente nuestra herencia, despreciar lo malo y considerarlo simplemente como un peso muerto que el tiempo, por sí solo, sepultará en el olvido” *.
No, ya no podemos hacer eso porque no podemos olvidar el gemido que rasga en nuestra puerta y en nuestra conciencia, que no suena más allá y tan lejos de  nuestra perdida Europa para permitirnos despistar o ponernos de perfil ante nuestra miseria moral. Gimen e imploran cerca, muy cerca de nuestra puerta miles de gargantas de hombres, mujeres y niños que no nos van a permitir olvidar lo malo y mal del trato a los inmigrantes, porque el tiempo, por sí solo, no lo borrará de nuestros ojos, nuestros oídos, nuestra memoria.

*Hanna Arendt, “Los orígenes del totalitarismo”

Amor

No pocas veces se encuentra uno enfrentado en un espontáneo coloquio a la pregunta de qué es el amor, pregunta socrática donde las haya que cuenta con la dificultad para definir fiablemente, objetivamente, este término eterno. Fuera más fácil descubrirlo por la vía del sentir y así acaba generalmente la búsqueda de la definición por una entrega jubilosa a definir qué es hacer el amor.
En estas cosas estaba cuando al poco tiempo descubro un texto de Foucault que arranca con las utopías, aquellos lugares inaccesibles en los que el cuerpo se borra, seguramente por su perfección, deseo ilimitado, y desembocando en la conciencia de sus contornos, su densidad, su presencia, su humanidad.
Cercando una posible definición, según el filósofo, “valdría decir que hacer el amor implica sentir que el cuerpo propio se cierra sobre sí mismo, que por fin se existe fuera de toda utopía con toda la densidad de uno entre las manos del otro: bajo los dedos del otro que te recorren, tu cuerpo adquiere una existencia; contra los labios del otro tus labios devienen sensibles; delante de sus ojos entrecerrados nuestro rostro adquiere una certidumbre y hay, por fin, una mirada para ver tus pupilas cerradas. Al igual que el espejo y que la muerte, el amor también apacigua la utopía de tu cuerpo, la acalla, la calma, la encierra en algo así como una caja que después sella y clausura; es por eso que el amor es tan cercano pariente de la ilusión del espejo y de la amenaza de la muerte. Y, si a pesar de esas dos peligrosas figuras, nos gusta tanto hacer el amor, es porque cuando se hace el amor el cuerpo está aquí”.*

Humano, muy humano. 
*( Michel Foucault, “Topologías”, Fractal nº 48, enero-marzo, 2008, año XII, volumen XIII, pp. 39-62.

martes, 7 de junio de 2016

Selección

¿Qué tiene una fotografía para que pienses que puedes compartirla?. Sólo la agradable sensación de que cualquier otro la disfrute movido por parecida sensibilidad y sentido al contemplarla. Desde ese punto de vista, ofrecerla es un acto de generosidad. Quien no la reciba como tal me adelanto a pedir perdón....no quisiera importunar.

domingo, 5 de junio de 2016

Futuro

Los niños están creciendo. Sólo en un cielo azul muy despejado, hay un par de nubes a las que inconscientemente dirijo la mirada. Me da un poco de rabia. Ese par de nubes están en el futuro, están en ese devenir del que Montaigne decía que nos aparta de los hechos actuales. Ese futuro nos hace permanecer más allá, poco concentrados en nosotros mismos  y en quien tenemos al lado, aquí y ahora. Ese más allá es el temor, o la esperanza, o a veces el deseo de ser o sentir de otra manera. Cierto es que somos tan presuntuosos, o tal vez tan ingenuos, que incluso nos preocupamos de aquello que se sitúa más allá de nuestra vida. Cita el propio Montaigne a Séneca y a Epicuro. El primero tenía claro que todo espíritu que está preocupado por el devenir, al final es un desdichado. El segundo dispensaba a sus discípulos de la previsión y la preocupación por el porvenir para ir construyendo la convivencia serena, la amistad, la sabiduría.
Si amar es estar atento, procuraré estarlo, para intentar un presente más sereno, más amigable, más sabio.

lunes, 30 de mayo de 2016

Ranura


Por una ranura del alma
me sorprende la alegría.


Por una ranura del alma
entran de mi nieta las pupilas.

Por una ranura del alma
rejuvenece mi edad tardía.

Por una ranura del alma
entra su voz decidida
para llamarme pirata
o jugar a las escondidas.

Por una ranura del alma
siento,vivo y juego cada día.



martes, 5 de abril de 2016

Tena

He recibido la muerte de Manolo Tena con un escalofrío. Yo no he seguido a este artista en su trayectoria pero, últimamente, a través del programa de la La Sexta, "A mi manera" se me había hecho un personaje entrañable, con un trasfondo trágico en su lucha contra las drogas y la enfermedad, pero también me pareció que el pulso a la vida podría ganarlo con la esperanza de la que hablaba. Lo dicho, he lamentado su muerte y  a modo de recuerdo he insertado una de sus canciones en unas imágenes mías del mar.


martes, 5 de enero de 2016

Masoneria en Barcelona

Hemos rastreado un poquito las huellas de la masonería paseando por los alrededores de la Catedral y acabando en la biblioteca Arús, totalmente especializada en el tema.
No entraré aquí en hacer historia ni en contar la cantidad de personajes que han pertenecido a alguna logia masónica, eso sí, sorprendido me quedé. Tampoco haré juicios sobre la masonería pero por su influencia es altamente recomendable acercarse al tema. Nosotros lo hemos hecho con un primer paseo donde los símbolos, verdadero lenguaje oculto, típicos de la masonería, que siembran la parte antigua de Barcelona. Posiblemente, el más genérico es el de la escuadra y el compás invertido y la letra «G» en el medio. «Un escuadra es un ángulo recto, es rectitud, que nos lleva a preguntarnos si estamos siguiendo un camino recto o si habría que hacerlo de otra manera. También alude a marcar límites, como los marca el compás. Y la letra G alude al Gran Arquitecto del Universo». El Gran Arquitecto es el «Dios» de los masones. No se lo identifica con nadie, de hecho, «cada uno puede ponerle turbante, barba o lo que considere, para la logia es simplemente el arquitecto del universo»

Pero al menos daremos una mínima respuesta a ¿Qué es exactamente la masonería?  La retahíla de opciones para explicar el origen de la masonería es tan amplia como variopinta según nuestro guía, el periodista David Revelles. Sin embargo, la realidad, y la verdadera historia, es mucho más sencilla. Pocos gremios dela Edad Media ostentaron tanto prestigio e importancia social como el de los constructores de catedrales. Fue en el seno de sus logias –el espacio resguardado junto a las obras donde los albañiles (maçon, en francés) trabajaban a cubierto de la intemperie, comían y descansaban–en el que nació la masonería operativa que, a comienzos del siglo XVIII, daría paso a la masonería moderna, llamada especulativa filosófica. Sin embargo, a lo largo del siglo XVI varios factores iban a mermar su tradicional estatus. Será durante esa centuria cuando se finalicen las obras de las catedrales, proliferen las Academias de Arquitectura y nazcan nuevas técnicas de construcción al abrigo del Renacimiento, lo que acabará con el sistema gremial de aprendizaje mantenido por los masones medievales. “A la era de las catedrales sucederá la de los palacios y castillos; el simbolismo cristiano será sustituido gradualmente por un simbolismo puramente filosófico conforme al espíritu de la época” apunta el historiador Ferrer Benimeli. Así, todo lo que la masonería operativa de los canteros medievales tenía de ritual de iniciación y de pertenencia al gremio en cuanto a transmisión de secretos de oficio careció ya de sentido y la evolución posterior, “aceptó” a multitud de profesiones liberales, políticos, etc.