Estoy alucinando con mi curso de cosmología.
Fotocomedor
jueves, 21 de mayo de 2015
Universo
Estoy alucinando con mi curso de cosmología.
viernes, 8 de mayo de 2015
Mar
El mar
(P.Neruda)
Necesito del mar porque me enseña:
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético, circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.
no sé si aprendo música o conciencia:
no sé si es ola sola o ser profundo
o sólo ronca voz o deslumbrante
suposición de peces y navios.
El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algún modo magnético, circulo
en la universidad del oleaje.
No son sólo las conchas trituradas
como si algún planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el día,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
Lo que antes me enseñó lo guardo! Es aire,
incesante viento, agua y arena.
Parece poco para el hombre joven
que aquí llegó a vivir con sus incendios,
y sin embargo el pulso que subía
y bajaba a su abismo,
el frío del azul que crepitaba,
el desmoronamiento de la estrella,
el tierno desplegarse de la ola
despilfarrando nieve con la espuma,
el poder quieto, allí, determinado
como un trono de piedra en lo profundo,
substituyó el recinto en que crecían
tristeza terca, amontonando olvido,
y cambió bruscamente mi existencia:
di mi adhesión al puro movimiento.
miércoles, 6 de mayo de 2015
Mirlo en primavera
Hace algunas primaveras una pareja de mirlos hicieron su casa en nuestra ventana. Fueron 25 dias siguiendo y viviendo el acontecimiento. La Naturaleza tiene sus leyes y asistimos a ellas sin poder modificarlas.
martes, 5 de mayo de 2015
Cosmología
Hoy mismo comienzo un curso de
Cosmología en la Agrupación Astronómica. Yo no puedo ser un aficionado
astronómico al uso, por medios y por tiempo, pero me conformo con poder
contemplar el enorme desarrollo científico de esta disciplina desde la
antigüedad que ha afectado y afecta a nuestra concepción de lo humano en
relación a todo lo que nos rodea.
Un precursor fundamental de la
cosmología ha sido Platón y de su obra Timeo podemos extraer los postulados que
fueron durante siglos y siglos, hasta llegar a Copérnico, el eje explicativo de
la mecánica celeste, es decir, la explicación de los movimientos de los astros
observados en el cielo.
Podemos decir que Platón sentó
las bases conceptuales sobre las que los estudios astronómicos debían
fundamentarse. Estos postulados son los siguientes:
1.- La Tierra, que sin duda es esférica, está inmóvil y en el centro de
todo (es lo que llamamos geoestaticismo y geocentrismo).
Si se lee el Timeo no se ve taxativamente esta
afirmación pero toda la tradición posterior así lo entendió.
2.-Todos los movimientos de los astros que vemos han de ser circulares y
uniformes.
3.- Los astros no pueden tener otro movimiento o cambio que ese
movimiento circular.
Si se tiene en cuenta el concepto
de las ideas platónicas, el cielo era la parte material que más se acercaba a
ellas y por lo tanto tenía un carácter divino. Las ideas eran eternas e
inmutables así que el movimiento que mejor expresaba esas propiedades era el
circular y uniforme.
Estos principios conforman el
cuerpo axiomático que condicionó a todos los astrónomos hasta el siglo XV. No
se discutieron nunca y lo cierto es que todas las explicaciones de los movimientos
estelares buscaron la forma matemática y geométrica de explicar lo observado en
el cielo. Se trataba por tanto de responder
a esta pregunta: ¿qué tipo de movimiento circular y uniforme es el de
los planetas que hace que a nosotros nos parezca que se mueven de una manera
diferente? Es decir, los planetas cumplen la condición divina de circularidad y
uniformidad, sólo que a nuestros ojos parece otra cosa, por ejemplo, el movimiento de Marte se ve como va avanzando sobre el fondo del cielo durante un tiempo, luego retrocede en su camino y luego vuelve a tomarlo (retrogradación). Había pues que buscar
el modelo geométrico que diera explicación de la disonancia entre lo que se
define y lo que se observa. La ciencia aquí aparece como muy instrumentalista
ya que se busca justificar y salvar mediante modelos matemáticos y geométricos
los fenómenos observados. Ptolomeo, en el siglo segundo, daba cuenta bastante
precisa de todos esos movimientos que desde el punto de vista del observador,
daba igual que la Tierra estuviera inmóvil y lo demás girara a su alrededor a
que fuera el Sol el quieto y nosotros los que nos moviéramos.
Espero disfrutar no sólo de esta
cosmología platónica y las que le siguieron hasta Einstein y su enorme
revolución de la Física.
lunes, 4 de mayo de 2015
Recuerdo
Profunda alegría de oír por teléfono
la voz de mi amiga. Golpeada por la arbitrariedad del destino ella ya puede
hablar de la vida, ya deja de hablar de la muerte de lo que más quiere una
madre. Su tono de voz me transportó enseguida a una parte de mí ya lejana en el
recuerdo. Tras ponernos al día de sentimientos y quehaceres cotidianos, al
despedirme, con un abrazo de corazón, me quedó un nudo de congoja.
Es tremendo. Das una mirada atrás
y puedes contar tu vida probablemente en unas pocas frases, cuatro reflejos
débilmente cogidos por otros tantos finísimos hilos que una distracción los
rompe o los lleva al saco del olvido. El tiempo va actuando como una ventolera
en campo abierto y aquellos recuerdos, aquellos trozos de memoria que nos conforman,
corren como trotamundos en tierra yerma. Todo se vuelve más plano y sin abrigo.
Todo apunta a cierta desolación. Deberíamos aceptar que somos un relato, un
relato corto que cuando nos lo contamos, o lo contamos, lo hacemos con algo de
bonanza, limando aristas y tratando de dejarlo con la intensidad de un cuento,
uno de esos de héroes aunque sean de los cotidianos. Al pronto es difícil responder a la pregunta que te haces o te
hacen de ti mismo. ¿Qué digo? ¿Qué puedo decir que fuera más allá de ser un manojo
de años y de miedos; que fuera más allá de comprobar mi ingenuidad y mis
errores; que fuera más allá de sentir lástima por el tiempo perdido y por tanta
mediocridad? Además creo haber tenido el empeño de conseguir cosas como si
fueran a ser para siempre y definitivamente mías, sin ser consciente de que
nunca están seguras, que nunca están ganadas eternamente, que un segundo
evapora y cambia la vida. No, el tiempo pasado ya no cuenta y sigo manteniendo
la dudosa certeza de que ahora sí, ahora sé más, ahora no cometería esos mismos
errores, sin darme cuenta que este hoy es el ayer de un mañana que enjuiciará
estas convicciones presentes como fútiles, tontas, inútiles.
Espero que en un nuevo encuentro,
en un nuevo diálogo con mi amiga no me haya abandonado del todo la memoria y pueda
evitar que ocurra que no sólo no tenga respuestas sobre mí mismo sino que tal
vez no tenga ni preguntas.
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