Fotocomedor

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lunes, 30 de junio de 2014

Debate

Estuve leyendo el documento de apoyo internacional a Podemos en el que se subraya que ante el paisaje desolador que las políticas de austeridad han diseñado para la Europa del Sur, es esperanzador que surjan alternativas dispuestas a dar la batalla de la democracia, los derechos sociales y la soberanía popular. Las medidas del neoliberalismo imperante son el mejor caldo de cultivo para el regreso y avance de la xenofobia y el fascismo.

Con este trasfondo, J.M.Lasalle, Secretario de Cultura, abre  un debate con su artículo diciendo que las pasadas elecciones europeas sitúan a España y a Europa al borde del abismo de Weimar (proceso histórico del ascenso del fascismo en Alemania), con un crecimiento del populismo en el que sitúa de manera paralela al fascismo griego, francés, etc, y la izquierda griega y española, o sea a Podemos. Para él, Podemos es la anti política, paso necesario y antesala del totalitarismo que lo que mueve es una pura emocionalidad que pasa de los “cauces deliberativos racionales” propios de la legalidad institucional. El discurso de Podemos, según Lasalle, es pura superficialidad ligada al espectáculo tontuno de la telebasura. En consecuencia advierte de que ese populismo puede conducirnos a una situación tan alarmante como la que significa que el pueblo asuma el experimento de vivir peligrosamente por pura deportividad.

En respuesta a este artículo, Germán Cano, profesor de Filosofía de la UAH, arremete contra Lasalle y su etiquetaje de populismo  a todo lo que se menea, argumentando que este concepto de populismo es un cajón de sastre donde se mezcla todo para evitar el verdadero debate: el agotamiento de las políticas tradicionales representadas fundamentalmente por la socialdemocracia y el conservadurismo. Si en la república de Weimar se alzó un proceso totalitario fue entre otras cosas por desarmar a la democracia de base, combativa y popular, por lo tanto, el ascenso del fascismo europeo es el efecto boomerang del vaciado de participación política que viene propiciado por la mera gestión técnica de los mercados que han llevado a cabo los socialdemócratas y conservadores del bipartidismo. De ahí que comparar a los de Le Pen, franceses,  o a los de  Aurora Dorada, griegos, con Podemos es ignorar muy malintencionadamente que la estrategia de Podemos es el mejor cortafuegos contra la xenofobia y el fascismo.

Este debate pone de manifiesto, según me apunta mi amigo M., que la derecha tiene miedo (“lo que hoy parece imposible, mañana puede configurar nuestra angustia cotidiana”) a la manifestación, de momento electoral, de un hartazgo transversal hacia lo que Lasalle llama “arquitectura institucional” que no es otra cosa que los instrumentos de legitimación del poder mediante unas reglas de juego que hasta hoy han asegurado la “alternancia” PP-PSOE.
Para la derecha se trata entonces de legitimar la hegemonía actual y se trata de advertir que se debe configurar una estrategia a corto plazo para las elecciones y una estrategia de fondo que aniquile si es posible, todo discurso que se presente como referente utópico alternativo, cosa absolutamente necesaria para poder imaginar que lo dado no es lo único posible. No estamos en el fin de la historia como postulaba Fukuyama tras la desaparición de los bloques y la preponderancia del capitalismo.

Dato aparte es el análisis de la retórica fascista. Decíamos que probablemente es el neoliberalismo el que ha propiciado el aumento del fascismo en Europa y que de la mano de la crisis financiera, la ultraderecha está utilizando  el nacionalismo exacerbado como elemento de distracción y desvío de atención de los problemas políticos, sociales y económicos, y lo hace con un lenguaje parecido al que utilizaban los nazis. Por eso no podemos subestimar esa retórica que, como ejemplo, representa este perfil que muchos trabajadores votan:

“Nos han arrebatado toda nuestra soberanía. Valemos sólo para que el capital internacional se permita llenarse los bolsillos con el pago de los intereses.(…) Tres millones de personas se han quedado sin  trabajo ni apoyo de ninguna clase. Los funcionarios, es la pura realidad, sólo trabajan para ocultar toda esa miseria. Hablan de tomar medidas y de no olvidar los aspectos positivos. Las cosas van cada vez mejor para ellos y cada vez peor para nosotros. La ilusión de libertad, paz y prosperidad que se nos prometió cuando quisimos tomar nuestro destino en nuestras propias manos está desvaneciéndose. Estas políticas irresponsables sólo pueden arrojar un resultado: el más completo y total hundimiento de nuestro pueblo”.

No parece una descripción de lo que ocurre en Europa hoy? Pues estas palabras son ni más ni menos que las de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda nazi, expresadas en la revista Der Angriff en 1927 (citado en “El Sur pide la palabra” de Zizeck).

Debate habrá para rato.

miércoles, 11 de junio de 2014

Paredes del museo

Algunos textos de reflexión leídos en las paredes del museo.

“Muchos hombres esperan el aplauso de los demás para llegar a ser mejores, y con eso evidencian su vulgaridad. Ninguna flor espera el aplauso de las otras flores para ser la más hermosa, ni ningún árbol para llegar a ser el más alto, ni ningún caballo ni ningún perro para ser los más fuertes, los más esbeltos o los de mejor raza. Simplemente en ese sencillo “ser” los mejores la Naturaleza les da la satisfacción interna que el hombre que necesita el aplauso de los demás no encuentra nunca”.

“El hecho creativo no radica tanto, para el artista, en la forma de usar el pincel o el buril, como en la capacidad de concebir obras importantes. Por eso se desmorona nuestra época: porque no encontramos seres capaces de concebir grandes y nuevas versiones del mundo, porque no surgen hombres con la originalidad suficiente para arrancarnos del tedio y devolver el sentido a nuestras vidas”.

“Lo que el hombre ha perdido por completo es el afán de permanencia. Sus obras no aspiran ya a durar eternamente, sino a cumplir simplemente su pequeña, limitada, momentánea visión del instante. El hombre moderno no entiende -demasiado obsesionado por sí mismo- lo que quiere decir la palabra eternidad. Quiere ser él mismo, personalmente, quien agote todas las posibilidades creativas que antes se concebían en siglos, quiere ser él mismo quien goce de los aplausos que antes llegaban sólo tras la muerte”.


MEAM

Preciosa exposición de escultura del artista americano Richard MacDonal en el Museo Europeo de Arte Moderno (MEAM) de Barcelona.
Uno agradece enfrentarse a esta muestra de arte figurativo en el que el juego de los sentidos es mucho más inmediato y en este caso muy reconfortante. Hay una belleza y una armonía en el movimiento de los cuerpos que te deja sin aire, se lo lleva todo ese movimiento de la danza con una fuerza expresiva que escuchas hasta la música que podría acompañarles. Es un regalo para la vista esos cuerpos en tensión acrobática que beben de las imágenes del Cirque du Soleil y del Royal Ballet de Londres a los que este artista, este maestro de la escultura, está vinculado.
Las formas humanas tienen una precisión anatómica y en su tensión y plasticidad se siente una verdadera emoción contemplativa. “Los primeros veinticinco años” es el título que recoge la retrospectiva de Richard MacDonal pero que en su conjunto pueden ser también un avance de lo que es capaz de llegar a hacer.
He lamentado no llevar la cámara porque con mis amigos nos hemos recreado en los posibles ángulos que habríamos escogido para nuestras fotografías. No obstante añado a esta entrada algunas de las muestras fotográficas hechas con el móvil.

Buena visita esta mañana de Junio.