No dejo de darle vueltas.
Con el rollo financiero lo que sí sabemos es que nadie sabe qué hay que hacer para salir del atolladero. Lo decían en una conferencia a la que asistí hace poco que, ingenuamente bajo mi punto de vista, trataban de que el papel de los medios de comunicación diera noticias optimistas, en el sentido de generar confianzas, para no seguir con el miedo y la depresión que nos embarga, y no analizaban ni nombraban las causas de este fraude económico. Venía a ser algo así como “pelillos a la mar”, que ya no es hora de buscar culpables.
Pero vamos a ver. Si el PP pide constantemente dar la imagen de confianza gracias a las medidas que está tomando, pero que no controla sus efectos porque no puede, estos efectos, ya que nos los valoran otros, significa que estamos tomando decisiones a ciegas. Nos amenazan con que si no se toman estas medidas, estamos perdidos. Es decir si no tomamos medidas para salvar a los grandes especuladores bancarios, si no obedecemos a su chantaje, estamos perdidos. Si no aceptamos que esto es una “lucha de clases” en la que los dominantes (los bancos y los especuladores) dominan a los ciudadanos (los de las hipotecas y demás) no entendemos nada.
Lo que se está haciendo en economía es permitir un movimiento que efectivamente no controlamos, no dominamos. Salen miles de millones del BCE y constatamos que esa causa no produce los efectos que buscamos. Lo que se está haciendo en economía es permitir que los estados sigan salvando bancos que teóricamente, cuando les vaya bien, nos soltarán las migajas de los créditos. Es decir el PSOE y el PP se convierten coyunturalmente en “socialistas de estado” para salvar bancos . Esto, dice el filósofo Zizek, que es el ejemplo perfecto de lo que en teoría económica se denomina “riesgo moral”, es decir “el riesgo de que alguien actúe de forma inmoral porque sabe que está protegido por el Estado”. Es decir, que si estoy asegurado contra incendios me importa un rábano las medidas a tomar para que no se queme mi casa ( o peor: quemo edificios que generan pérdidas y así sacaré más rentabilidad). Y así seguimos, con bancos que están recuperando beneficios, incluso invirtiendo en deuda soberana que es más rentable que dar créditos, y los mercados que siguen ganando dinero a espuertas con la desgracia de los países al borde de banca rota. Los perros que hunden la economía sí conocen las reglas y los medios para salvarse. Nosotros no. Ellos deciden y nosotros pagamos. Ellos recortan y nosotros nos callamos y les votamos indirectamente mediante políticos y políticas mediocres que no les meten mano.
Así que, siguiendo a Zizek, nos encontramos con que el trabajo prioritario es salvar a los ricos, los prestamistas, y jodemos a los pobres, los prestatarios. O lo que es lo mismo, la socialización del capitalismo es cojonuda para salvar mercados pero es nefasta para regular de una puta vez los mercados voraces. Busquemos la contradicción: el sistema capitalista lleva implícito siempre el “riesgo moral” aludido.
La economía de mercado y su autoregulación es una quimera y no da resultado en la justa distribución de recursos, está claro, pero no tenemos una alternativa definida al sistema económico capitalista y esto es lo que nos lleva de ventaja el discurso neoliberal. No sólo cuentan con ése discurso único, además tienen los aliados de las malas políticas. Aquí es donde nos la jugamos y aquí es donde nuestra movilización puede tener resultados: en la exigencia de políticas, de reglas de juego, más transparentes, más democráticas y echando pulsos al poder. La huelga general es uno de esos pulsos, para derogar medidas injustas, pero van a tener que venir algunos más si pedimos responsabilidad, igualdad, equidad, justicia social.