Paso a paso, inexorablemente se
va cumpliendo el programa neoliberal de estos que gobiernan y que mandar, lo
que se dice tener el mando, lo tienen otros. No obstante, al rebufo de la
crisis, se llevan por delante, con un programa demoledor, derechos sociales,
civiles, laborales, constitucionales incluso, aunque lo constitucional esté
ahora, en algunos aspectos, un poco roñoso.
El programa de enseñanza, la
cantinela más rancia de derechas, la más ideológica, tira adelante con su único
consenso y cómo no, con toda esa panda de obispos de cartón piedra, agradecidos
y con las manos rojas de frotárselas gracias a la garantía de poder que les
aseguran estos que mandan. Esos hipócritas infinitos seguirán al cuidado de
nuestras almas y salvaguardando nuestra moral como si sólo ellos entendieran
del asunto. La religión metida en el tuétano, eso sí que es futuro.
El programa en sanidad es un
verdadero ataque a las clases populares y no tiene tan siquiera la habilidad
técnica o matemática para justificarla. De lo que se trata es de implantar a
rajatabla, casi neuróticamente, la transformación de lo que nos queda de
sanidad pública en privada. Para hacer negocio, para repartirse los enfermos
más baratos y rentables. Y, mal rayo los parta, van ganando. Contra la huelga de
sanidad se pide la regulación del derecho de huelga. Al paso que vamos no habrá
nada que regular porque efectivamente no quedará ley regulable. Este despotismo
(“queremos garantizar la sanidad universal y de calidad”) que nos insulta cada
día en esos medios de comunicación arrodillados, acabará pintando un cuadro
social en el que figuraremos mutilados de derechos.
El programa en justicia, aplicado
por el más megalómano e impresentable político de derechas de este país,
dibujará una justicia de alta alcurnia donde las oportunidades de amparo de los
más débiles, quedará arrasada para que no se gaste tanto en tanta
garantía. Con garantizar a los que
tienen garantías ya es suficiente.
Todo ese atajo de sinvergüenzas
más allá y más acá de nuestras fronteras que no han acabado en la cárcel, que
arrasan con derecho a la vivienda, que engañan a las viejas y viejos de nuestro
país, que no sueltan privilegios, que aumentan productividades, rentabilidades,
beneficios actuales y futuros, siguen escondidos tras los matojos de los
mercados, decidiendo nuestra vida cotidiana. Ya pueden cantar misa tantos
impresentables.
Nuestra sociedad camina por
senderos que acabarán en las formas más insolidarias e injustas que parecía que
teníamos olvidadas. Se volverá a la sociedad en que la caridad sustituirá a los
siempre precarios objetivos de justicia, solidaridad, igualdad. Ahora le toca a la jubilación, para matarnos de asco. Intentaremos,
como siempre, defendernos y resistir.
Así que en 2013 será para
rematar. Y los reyes magos no nos lo arreglarán.