Él dice: “Es mi mano la que
entrega el sobre a la señora De Cospedal”.
Ella dice: “Tiene una forma de
contar la realidad que no se corresponde con la realidad”.
Bárcenas habla de “mi mano”, esa
parte del cuerpo unida al extremo inferior del antebrazo que está provista de
unos dedos habidos de agarrar, sujetar, obtener algo, algunas cosas, como por
ejemplo sobres, como por ejemplo sobres con dinero, siendo esta función de la
mano una de las más delicadas que realiza el cuerpo, como por ejemplo cuando garrapiñamos
y convertimos la mano en garra de ave que rapiña. Tienen buena mano para dar y
recibir. Los dos tienen buena mano para el dinero. Bárcenas no habla de la mano
en sentido figurado. Habla de la mano física que entrega, de la mano física que
se arquea o alarga para sentir mediante ella la sensación electrizante que da
el fajo. Manos y más manos han manejado los billetes, los sobres, para llegar a
esa entrega en mano, entregadas manos de corrupción, esa erótica de lo
clandestino, esa emoción de lo prohibido y esa sensación poderosa del dinero en
mano. Tiene ese momento material algo de nostalgia que el resto de mortales no
compartimos pues, en lo referente al dinero, todo es demasiado virtual. En el
caso de Bárcenas, en el caso de Cospedal, en el caso digo, hay una liturgia de
entrega como en las cartas, en la que uno adquiere la posición de repartir y el otro, que es “mano”, recibir. Mala mano
aprehendiendo el sobre, mala mano recibiéndolo. Mano dura, mano larga, mano
libre, mano sucia, mano muerta, manos llenas.
Y tras esas manos, esos cuerpos.
¿Cuáles y cómo eran los gestos
agradecidos, los gestos cómplices?¿había un rictus en los labios de ella?¿en
los de él?¿hubo en algún momento ese íntimo rubor que padecen los conscientes
de una indecencia?¿se compensaba un posible reproche del alma con la imagen
todavía no comprobada de un billete encima del otro hasta alcanzar una altura
suficiente para que hiciera amanecer una sonrisa satisfecha?¿los
movimientos de dar y recibir fueron
rápidos, como a escondidas, o hubo cierta obscena exhibición en los momentos
anteriores de la entrega? ¿qué grado de distinción les otorgaba esa capacidad
de dar y de recibir dinero, de dar y recibir poder ante sus propios ojos, ante
los ojos del Dios que ambos seguramente veneran?¿era la mano maldita, la
izquierda, o la venerable derecha, la que intervino en el trasiego? Todos estos
detalles son importantes porque son los detalles que configuran la realidad,
una realidad a todas luces interpretable según De Cospedal que acostumbrados
como nos tiene a los trabalenguas, la realidad de Bárcenas no era realidad. Los
sentidos de Bárcenas no le dejaban percibir la realidad. Los sentidos de De
Cospedal sí le permitían percibir la realidad, de ahí que difieran en la manera
de contarla. Ambos dos realmente son insufribles como manipuladores.