Fotocomedor

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lunes, 20 de julio de 2015

Socrates. Juicio y muerte de un ciudadano.



Mario Gas y Alberto Iglesias firman un texto nuevo en torno a la figura de este gran filósofo que también representó en otra ocasión el inolvidable Adolfo Marsillach y su compañía. El teatro Romea ha sido el escenario de esta nueva versión.

Sócrates es importante por muchas causas pero una de ellas fundamental es la que entiende que con Sócrates se da el paso previo a la filosofía platónica, es decir da el paso a un pensador que maneja conceptos abstractos o realidades puramente mentales.

Sócrates vive el momento de una gran crisis política y religiosa y con sus principios intentaba salvar a la ciudad, tanto él como los sofistas, si bien Sócrates lo hacía desde una perspectiva que apuntaba más al interior del hombre. Lo importante era el hombre, más como ser individual que como ser social.

Sócrates no se considera maestro, así que no hay nada que enseñar, porque la virtud según su visión no se enseña, está en cada uno de nosotros, todos tenemos parte de ella, así que lo que debemos hacer es descubrir en nuestro interior, en nuestra conciencia, los valores, de justicia, del bien, la virtud, etc.

Para hacer ese descubrimiento es necesario el reconoci­mien­to de la propia ignorancia, sin eso no podemos avanzar en el conocimiento, de ahí la famosísima frase repetida varias veces en la obra: “Sólo sé que no sé nada”.

Se dice de Sócrates que realizaba la misma técnica que aplicaba su madre, comadrona, es decir que a través del diálogo dirigía a los hombres para que por ellos mismos "sacaran a la luz" ese conocimiento de los valores morales.

La conciencia individual hace legislador y autosuficiente al hombre al descubrir los valores morales y eternos en el alma. Lo encontrado en uno mismo es lo reconocido como ley y se actúa en función de esas normas descubiertas. Sócrates no planteaba el desmembramiento de la polis pues para él era claro que todos los hombres son iguales y todos llevan ese código de leyes éticas. Por eso la igualdad moral es común.

En todos estos preceptos se sitúa la coherencia y la altura moral de Sócrates cuando rechaza salvarse a propuesta de su buen amigo Critón y acepta beber la cicuta que se le impuso en la pena de muerte, pero son esos mismos preceptos los que le llevan a ser impío con los dioses y crítico con los gobernantes, lo que le  conduce al juicio y a la condena.


La obra es de un corte clásico bastante estático y desde luego poco vehemente. No llega uno a indignarse por la injusticia y tampoco llega uno a sentirse alma paralela en Sócrates. Era todo un poco sin emoción aunque dado el enorme peso de la palabra, tal vez no se necesita. La actuación de todos es buena, aunque los consagrados, con mayor papel, se acentúa,  y hacer hablar a la mujer se Sócrates añadió un poco de chispa a la representación.

lunes, 13 de julio de 2015

Pajaros en la cabeza

“Tienes muchos pájaros en la cabeza”, eso me lo decían en mi juventud las voces más “realistas” para ridiculizar mi izquierdismo. Los griegos tienen muchos pájaros en la cabeza. Han demostrado a los representantes de la Unión Europea que su programa político era de pájaros en la cabeza. A quién se le ocurre ir a negociar con el lirio en la mano de un programa socialdemócrata votado por el pueblo griego e indirectamente ratificado en un referéndum?. Se puede, si se quiere, criticar el asunto del referéndum, pero para mí ha sido la palabra del pueblo griego contra una imposición de política financiera europea que los estaba haciendo polvo. Lo que llevaban los griegos, digo, era eso: un programa socialdemócrata. ¿radical Syriza? Yo no lo he visto nunca así. Pero ese programa tal y como están los aires neoliberales comandados, dirigidos y salvaguardados  por Alemania, era inaceptable para la desastrosa, humillante y deprimente miseria social de la disciplina de la austeridad. ¿Se puede discrepar en Europa?. Ya no. La lógica de los mercados es el “sancta sanctorum”. Los mercados si que son verdaderos pájaros, pero de cuentas. Los grandes grupos financieros dirigen nuestro destino y los gobiernos les dan cobertura política, con nuestro voto o sin él. Y de pájaros en la cabeza también podemos tildar a esa pretensión de que Grecia pague la deuda: todos reconocen que no la podrá pagar nunca. Es lo más duro que podemos imaginar contra la esencia europeísta que imaginábamos cuando europeísmo era un ideal, un marco de seguridad de los derechos civiles configurados tras la segunda guerra mundial y que culminaron con lo que hemos conocido algunos como sociedad del bienestar. Grecia y sus pájaros en la cabeza pretendían un giro en la trayectoria de algo que parece irreversible. ¿No quieres café? Pues ahora tómate dos tazas. Los griegos se quedan con la elección de “Guatemala” o “Guatepeor”. Lo que se dirime en Europa está más allá de la competencia o incompetencia de los representantes griegos. No nos equivoquemos, no ha sido una elección sobre la mejor vía de solución de problemas, sino el pulso sobre conceptos y poder en el seno de la Unión Europea. Si habláramos de incompetencia de las élites griegas indiscutiblemente debemos hablar de la incompetencia de las élites que pretendidamente son europeas ya que son la imagen de un fracaso institucional. Si eres un acreedor indecente y corrupto, de esos que han convertido la deuda privada en pública, no importa, tienes garantizado por encima de todo cobrar. 

Estamos ante una lucha ideológica que claramente la pierde el pequeño, que claramente perderemos la mayoría de los que tenemos los pájaros en la cabeza de las pensiones justas, de la sanidad universal, de la educación garantizada, de leyes laborales que garanticen nuestro futuro. El error de Grecia tal vez ha sido el de iniciar una huelga sin asegurar la capacidad para extenderla. Eso también estaba en juego y también es lo que se intentaba cortar de raíz. Se han volcado y se volcarán en amenazas y miedo. Sufriremos. Y sufrirá el pueblo griego si o sí, pero la responsabilidad de ese sufrimiento no puede ser atribuida a la necesidad vital de seguir teniendo pájaros en la cabeza por la igualdad, por la justicia social. La Europa que sedujo Zeus se nos ha vuelto un ogro.