Algunos textos de reflexión leídos en las paredes del museo.
“Muchos hombres
esperan el aplauso de los demás para llegar a ser mejores, y con eso evidencian
su vulgaridad. Ninguna flor espera el aplauso de las otras flores para ser la
más hermosa, ni ningún árbol para llegar a ser el más alto, ni ningún caballo
ni ningún perro para ser los más fuertes, los más esbeltos o los de mejor raza.
Simplemente en ese sencillo “ser” los mejores la Naturaleza les da la
satisfacción interna que el hombre que necesita el aplauso de los demás no
encuentra nunca”.
“El hecho creativo no
radica tanto, para el artista, en la forma de usar el pincel o el buril, como
en la capacidad de concebir obras importantes. Por eso se desmorona nuestra
época: porque no encontramos seres capaces de concebir grandes y nuevas
versiones del mundo, porque no surgen hombres con la originalidad suficiente
para arrancarnos del tedio y devolver el sentido a nuestras vidas”.
“Lo que el hombre ha
perdido por completo es el afán de permanencia. Sus obras no aspiran ya a durar
eternamente, sino a cumplir simplemente su pequeña, limitada, momentánea visión
del instante. El hombre moderno no entiende -demasiado obsesionado por sí
mismo- lo que quiere decir la palabra eternidad. Quiere ser él mismo,
personalmente, quien agote todas las posibilidades creativas que antes se
concebían en siglos, quiere ser él mismo quien goce de los aplausos que antes
llegaban sólo tras la muerte”.
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