Decía Manfred Max-Neef, un activo
economista y ambientalista chileno, en una conferencia del año 2009 que me ha
pasado mi amigo Antonio, que la FAO necesitaría 30.000 millones de dólares
anuales para erradicar el hambre de 1.000 millones de personas en el mundo.
Paralelamente las ayudas públicas emitidas para salvar a los bancos y el mundo financiero
han sido del orden de 17 billones de dólares (17 millones de millones de
dólares). Hacer la división nos daría como resultado que daríamos de comer
durante ¡560 años ! a todos los que lo tienen todo perdido en lugar de dárselo
a los que lo tienen todo. Si pedimos erradicar el hambre seguro que nos
tacharán de demagogos pero si defendemos salvar a los especuladores nos elogiarán por ser realistas. Así están las cosas: las reservas del dinero público están
para salvar los incumplimientos de las reglas de juego que dicen tener
los mercados. El neoliberalismo, como ideología imperante, trata de
convencernos no sólo de que es la opción realista sino que es la única y por supuesto nada demagógica aunque basta revisar críticamente los mitos en los que se fundamenta para ver la demagogia de verdad.
El neoliberalismo se proclama
como ideología ganadora y hegemónica en el mundo tras el desgaste socialdemócrata
y el fracaso del comunismo. La liberalización de los mercados y las
privatizaciones conlleva dejar al Estado en esqueleto y vaciado de esencia
democrática. El neoliberalismo no es una situación coyuntural o una respuesta
de ajustes ante la crisis; el neoliberalismo creo que es una ideología en el
sentido definido por Hannah Arendt: la lógica de una idea cuyo distintivo
esencial es la consistencia lógica con la que se pretende, casi
científicamente, dar explicación del pasado e interpretar los caminos del
futuro. Desde sus premisas pretende dar explicación excluyente, sin otras
alternativas, de la realidad que vivimos. Esta explicación omniabarcadora, que
quería suplantar la naturaleza humana misma, era referida por Arendt para los
totalitarismos conocidos, fascismo o comunismo, pero por la pretensión
hegemónica que pretende el neoliberalismo le cuadra la definición.
Afortunadamente el concepto de lo humano no se deja atrapar en una
definición estática y cerrada, dado que
la imprevisibilidad del hacer humano puede lograr cosas tan nuevas que nadie
sería capaz de predecir.
Conviene no confundir
neoliberalismo con liberalismo, incluso podría decirse que son antagónicos. Aquél
liberalismo representado por los Adam Smith y los Stuart Mill, era
representativo de una burguesía revolucionaria en sus ideales humanistas,
cargado de una ética enfrentada a las consecuencias generadas por la revolución
industrial y se preocupaba por los problemas sociales (Hector Samour). A los
neoliberales, demostrado queda, les importa un rábano el sacrificio social.
El neoliberalismo es una
ideología que busca la universalidad y para ello se basa en una concepción del
ser humano, una antropología definida y se basa también en una teoría de la
sociedad y en una teoría política y del Estado que no pretendo desarrollar pero
sí podemos afirmar a grandes rasgos que bajo la mirada neoliberal somos seres
posesivos, es decir, tenemos un individualismo posesivo que eleva la propiedad
privada a la característica esencial de la naturaleza humana. Los humanos somos
para esa mirada, desiguales por naturaleza y sólo es posible la igualdad ante
el mercado y la ley. El Estado es una estructura que sólo garantizará las relaciones contractuales entre individuos.
El concepto de “igualdad de oportunidades” significa en el neoliberalismo, no
un derecho igual para todos a tener una vida digna, sino “el mismo derecho,
igual para todos, de participar en la carrera competitiva para alcanzar el
máximo beneficio posible”. Las desigualdades sociales se postulan como desigualdades
naturales.
Lo dicho hasta aquí es una
aproximación a comprender dónde estamos y por qué. A comprender que la
demagogia versus realismo que apuntaba al inicio puede que no sea fácilmente
resoluble a favor de la primera pero lo que está claro es la terrible
obscenidad que representa tan enorme e injusto despilfarro y desigualdad.
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