No hay nada ni nadie en mi horizonte cuando sonríes.Es verdad que se vuelve a parar el mundo cuando me miras y,
tal vez, me reconoces.Se mueve sólo el ritmo de tu pecho herido; sólo tu suspiro, que es lenguaje, rompiendo
el silencio; sólo tu vibrar cargado de movimiento de lucha y vida; sólo, entre
tú y yo, trocitos de felicidad y orgullo acunados en mis brazos.
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