Fotocomedor

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domingo, 18 de noviembre de 2012

Perseo



En las noches de cualquier estación del año podemos contemplar las constelaciones que se llaman circumpolares, o sea, las que se mantienen visibles toda la noche porque giran alrededor de la estrella polar, que hace de centro del giro,  y no salen y se ponen como les ocurre a todas las demás. Muy cerca de ellas están las de nuestra historia.

La contemplación se hace por sí sola interesante y en mi pueblo se ven las estrellas con una intensidad que a veces dificulta la identificación de las constelaciones. Es un espectáculo reservado a los que se atreven a reflexionar un poco sobre la magnitud de la mirada a nuestro  cielo no siempre conocido u oculto por la luz de las ciudades.

Pero no sólo es mirar. También es jugar con los nombres y por tanto jugar con la historia y las leyendas. Vienen de muy antiguo y las constelaciones no dejan de ser un reflejo de los miedos, tragedias y otras trascendencias que ocurren en la Tierra. Los mitos han aportado gran cantidad de la morfología del cielo que no deja de ser por otra parte algo convencional. Uno puedo imaginar las formas que quiera y proyectar su propia imaginacióm a las relaciones entre lo divino y lo humano. Lo divino, lo perfecto, lo inmutable, lo infinito, siempre ha estado en el cielo de nuestra antigüedad.

Hoy me apetece poner nombre y leyenda a una de esas constelaciones casi circunpolar (a veces no se ve entera, mejor en invierno-otoño): Perseo, que por ser un héroe mitológico se relacionará con otros seres mitológicos para conformar una leyenda completa y en su transcurrir nos aparecerán los nombres de las constelaciones y galaxias que en la foto encontraréis marcadas en rojo.

Perseo era un héroe que ya sale en los poemas de Homero y Hesíodo y fué el artífice de decapitar a la Medusa que convertía a todo el que la miraba en piedra. La leyenda tiene la estructura típicamente trágica, es decir, nadie se escapará a los designios del Destino, conocidos en esta historia a través del oráculo de Apolo.

Acrisio, rey de Argos era padre de Dánae, que casó mediante alguna argucia del mismísimo Júpiter. Tras consultar Acrisio con el oráculo, sabe que su nieto algún día lo matará, de manera que mete a su hija Dánae  y al hijo que tuvo con Júpiter, su nieto Perseo, y los mete en un cofre de madera y los tira al río. Al cabo de bastante tiempo y flotando sobre las aguas llegan a la isla de  Sérifos, donde los recoge  y salva Dictis, hermano del rey Polidectes. Este acogió a los recién salvados y no tardó mucho en enamorarse de la bella Dánae a la vez que no le gustaba mucho Perseo. No obstante Polidectes tenía compromisos matrimoniales adquiridos y en su momento anunció las nupcias con Hispodamia, hija del rey Enomao. Todo esto pasó cuando Perseo había crecido hasta diecinueve años y era un mozo muy atlético. Políctetes ofendió al chico al dispensarle de que le regalara nada para su boda con el argumento de que era un pobre de padre desconocido y no podía regalar gran cosa. Perseo se sintió muy ofendido y le retó a que antes de su boda le traería  la testa de la Gorgona, cosa que Políctetes subestimó completamente.

Viajó y viajó y en el encuentro con las tres brujas, las tres Graias, que se decían parientes de la mismas Gorgonas. Las Graias tenían un solo hojo y un solo diente para las tres y en losintervalos en los que se pasaban entre ellas el ojo y el diente, Perseo se los quitó así que ciegas y desdentadas tuvieron que negociar con Perseo. Este pidió algo que le permitiera combatir contra la Górgona y ellas accedieron a darle un gorro que lo hacía invisible y unas andalias que le dejarían volar como al dios Mercurio. Este dios se quedó sorprendido de la valentía de Perseo y le regaló una hoz de oro y un zurrón además de aconsejarler que ofreciera un sacrificio a minerva, la cual le dio un buen consejo: “Para atacar a la Gorgona, la terrible Medusa qe convierte en piedra lo que mira, debes no mirarla de frente así que llévate este pulido espejo de bronce para guiar tu brazo sin mirar. Perseo así lo hizo y consiguió cercenar la cabeza de la Medusa y meterla en el zurrón, saliendo volando de ése infierno gracias a sus sandalias y a su gorro. De la sangre de Medusa surgió el caballo alado Pegaso.

De regreso a casa encontró en Etiopíaa, atada en una roca junto al mar, a una mujer a punto de ser devorada por un monstruo. Perseo, invisible, hirió al monstruo y sacándose el gorro saludó a la que era una princesa: Andrómeda, hija de la reina Cassiopea que por ofender a las nereidas habían atado a su hija con el consentimiento de su padre, Kefaios, un hombre cruel que recibió a Perseo cuando este le pidió casar con su hija. Lo entretuvo para montarle una emboscada con sus fieles, pero Perseo, que llevaba la cabeza de la Medusa los convirtió a todos en piedra. Liberó a la princesa Andrómeda y se la llevó a la isla de Sérifos.

Mientras tanto Polidectes, había cogido de rehén a Dánae con la que verdaderamente se quería casar, pero a la fuerza. Perseo llegó en el momento justo con su medusa bajo el brazo y también los convirtió a todos en piedra. Con su madre  y con su esposa regresó de nuevo al reino del abuelo, Acrisios, que ya había perdido el miedo a las predicciones del oráculo y organizó una fiesta de bienvenida. Perseo hizo de atleta en los juegos que se organizaron y haciendo el lanzamiento del plato, sin querer, mató a su abuelo Acrisios. La fatal profecía del oráculo de Apolo se había cumplido.

Perseo, coronado rey, no quiso ese reino y se lo cambió a otro rey. Tuvieron muchos hijos y Perseo y Andrómeda fueron los bisabuelos de Hércules.

Salvo matices dependiendo de diferentes fuentes, ésta es la leyenda que une en una sola explicación la presencia de la constelación de Perseo, la galaxia Andrómeda (situada en la constelación de Pegaso), Cassiopea y Hércules. Todo un placer narrativo con la mirada puesta en las figuras estelares, a veces interrumpida por la aparición de unas estrellas fugaces que en Agosto adquieren relevancia: las Perseidas. La fotografía de mi planisferio apoya la explicación.


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