Demos la bienvenida al solsticio de invierno, ése día en el que por supuesto el mundo no se acaba a pesar de que el calendario maya haya agotado su "ciclo largo" (contaban el tiempo con tres tipos de ciclos) y tengan que añadir un nuevo ciclo. Los mayas, como los babilónicos, fueron unos grandes observadores del cielo, por tanto grandes astrónomos. Pero como casi todos los "listillos" de la historia, aquéllos que sabían de Astronomía la utilizaban como una herramienta de poder ya que podían predecir acontecimientos, como por ejemplo los eclipses. Qué menos que considerarlos con influencia del más allá por parte de los que ignoraban tantas cosas.
En homenaje a éste día aquí dejo la preciosa constelación de Orión bajo la perspectiva de la pirámide central en Chichén Itzá, uno de los grandes centros mayas en la península de Yucatán. Cómo no, era un templo ( Kukulkan) y contiene en su propia construcción relaciones astronómicas y de calendario.
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