Fotocomedor

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sábado, 5 de abril de 2014

Expo Mediterraneo



Este jueves pasado tuve un reencuentro con la filosofía. Fui a una conferencia que daba Gregorio Luri en Caixa Forum con el título “El filósofo ante el enigma.Una introducción a Sócrates”, que formaba parte de un ciclo de conferencias en torno a una exposición montada con la colaboración de Luri. Éste inició su disertación en torno a los viajes que entrecruzaron las riberas del Mediterráneo, su cultura. Porque hablar de Mediterráneo y de los fundamentos de nuestra cultura es hablar de la filosofía griega, es atender a lo que somos, atender a nuestra manera de pensar, de acceder al conocimiento.  Luri empujaba a reflexionar si es posible, si queremos, reivindicar todavía la filosofía socrática, platónica, con todo su valor. Desconozco, desafortunadamente, el contenido de la exposición que inspiraba precisamente la conferencia pero en cualquier caso doy por sentado que era una buena excusa para hablar  de filosofía. El conferenciante nos puso en esa tesitura reivindicativa de la filosofía socrática con la advertencia de la dificultad de responder a preguntas peligrosas. La respuesta a la exigencia socrática, machacona, del ¿qué es? (qué es la justicia, qué es la virtud,…) es siempre un problema de definición y Sócrates no pretende responder, no pretende darnos consigna ni guiarnos a nada, sólo pretende ayudarnos a descubrirlo. Sócrates nos propone siempre el camino duro, como duro es salir de la caverna, como duro es el esfuerzo de la investigación, pero ¿Por qué es peligrosa la pregunta? Porque inquirir a nuestro interlocutor  sobre algo que se cree que se sabe, sobre algo que pretendidamente ya se conoce por parte del otro, por algo que se acepta en la ciudad, por sus leyes y costumbres (politeia) puede desembocar en impiedad con los dioses de esa ciudad, en transgresión de esas leyes y como consecuencia, la muerte, la cicuta. Esta es una buena tesis para desarrollarla.

Me pareció interesante también un apunte en torno a la politeia, entendida por el conferenciante por algo más allá, un añadido a las leyes políticas, civiles, algo que se acercaría más  a la idiosincrasia de un pueblo. En todo caso el concepto me parece a mí algo conflictivo ya que la interpretación de esas cosas que se sitúan más allá de las leyes, de su fundamento racional, suele ser el punto que desencadena más conflictos.

De nivel fue el repaso que, a mi modo de ver, hizo de la fuerza de la filosofía platónica, incluso su belleza, a través de los muchos diálogos citados,  orientada según creencia mayoritaria a  un fin práctico, ético y político, que se vuelca a mi parecer en el ámbito de lo humano y que difícilmente se somete a reglas preexistentes, a “leyes de la ciudad” y a un “saber” preconcebido sobre el hombre pues este no se deja definir, no se deja encerrar, en la expresión de un solo concepto. El peso cultural del platonismo tiene un espacio histórico importantísimo y me pregunto  qué habría sido de nuestro futuro sin la aportación fundamen­tal platónica, que es nuestra herencia, nuestro bagaje cultural mediante el que pensamos y actuamos. Es imposible vivir sin problematizar toda explicación o interpretación de la realidad.
No perderé la oportunidad de visitar la exposición a la luz de la conferencia.

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