Este jueves pasado tuve un reencuentro
con la filosofía. Fui a una conferencia que daba Gregorio Luri en Caixa Forum
con el título “El filósofo ante el enigma.Una introducción a Sócrates”, que
formaba parte de un ciclo de conferencias en torno a una exposición montada con
la colaboración de Luri. Éste inició su disertación en torno a los viajes que
entrecruzaron las riberas del Mediterráneo, su cultura. Porque hablar de
Mediterráneo y de los fundamentos de nuestra cultura es hablar de la filosofía
griega, es atender a lo que somos, atender a nuestra manera de pensar, de
acceder al conocimiento. Luri empujaba a
reflexionar si es posible, si queremos, reivindicar todavía la filosofía
socrática, platónica, con todo su valor. Desconozco, desafortunadamente, el
contenido de la exposición que inspiraba precisamente la conferencia pero en
cualquier caso doy por sentado que era una buena excusa para hablar de filosofía. El conferenciante nos puso en
esa tesitura reivindicativa de la filosofía socrática con la advertencia de la
dificultad de responder a preguntas peligrosas. La respuesta a la exigencia
socrática, machacona, del ¿qué es? (qué es la justicia, qué es la virtud,…) es
siempre un problema de definición y Sócrates no pretende responder, no pretende
darnos consigna ni guiarnos a nada, sólo pretende ayudarnos a descubrirlo.
Sócrates nos propone siempre el camino duro, como duro es salir de la caverna,
como duro es el esfuerzo de la investigación, pero ¿Por qué es peligrosa la
pregunta? Porque inquirir a nuestro interlocutor sobre algo que se cree que se sabe, sobre
algo que pretendidamente ya se conoce por parte del otro, por algo que se
acepta en la ciudad, por sus leyes y costumbres (politeia) puede desembocar en
impiedad con los dioses de esa ciudad, en transgresión de esas leyes y como
consecuencia, la muerte, la cicuta. Esta es una buena tesis para desarrollarla.
Me pareció interesante también un
apunte en torno a la politeia, entendida por el conferenciante por algo más
allá, un añadido a las leyes políticas, civiles, algo que se acercaría más a la idiosincrasia de un pueblo. En todo caso
el concepto me parece a mí algo conflictivo ya que la interpretación de esas
cosas que se sitúan más allá de las leyes, de su fundamento racional, suele ser
el punto que desencadena más conflictos.
De nivel fue el repaso que, a mi modo
de ver, hizo de la fuerza de la filosofía
platónica, incluso su belleza, a través de los muchos diálogos citados, orientada según creencia mayoritaria a un fin práctico, ético y político, que se
vuelca a mi parecer en el ámbito de lo humano y que difícilmente se somete a
reglas preexistentes, a “leyes de la ciudad” y a un “saber” preconcebido sobre
el hombre pues este no se deja definir, no se deja encerrar, en la expresión de
un solo concepto. El peso cultural del platonismo tiene un espacio histórico
importantísimo y me pregunto qué habría
sido de nuestro futuro sin la aportación fundamental platónica, que es nuestra
herencia, nuestro bagaje cultural mediante el que pensamos y actuamos. Es
imposible vivir sin problematizar toda explicación o interpretación de la
realidad.
No perderé la oportunidad de visitar la exposición a la luz de la conferencia.
No perderé la oportunidad de visitar la exposición a la luz de la conferencia.
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