He
leído “La vida al davant” de Romain Gary con una estupenda traducción de Jordi
Martin Llobet. Hay versión en castellano en Debolsillo, 2014.
Me
ha impactado esta novela. Es la historia de un niño contada por sí mismo. Es la
historia de una supervivencia, también es la historia de la soledad y el
abandono, pero fundamentalmente es una historia de amor profundo, entendiendo
este amor como la entrega absoluta y desinteresada por alguien, ese alguien es
la señora Rosa que hace de madre adoptiva del protagonista, Momo, un niño, un
hijo de puta, literalmente hablando, que
desde el principio demuestra una sensibilidad especial.
Esta
es la historia por tanto de un niño que
madura a base de enfrentarse a la crudeza cotidiana de la realidad que le
envuelve. Su mirada, a veces ingenua, a veces crítica, a veces mágica, está
completamente descargada de prejuicios ya sea sobre el sexo, sobre la religión
o sobre la raza. Las putas, los travestís, los negros, los musulmanes, los
judíos, da igual. En cualquier religión al Dios de referencia también se le
piden responsabilidades por la inutilidad del sufrimiento.
El
vacío existencial que cabría suponer en un abandonado hijo de puta, no es capaz
de borrar la imagen añorada de una madre de la que descubre a los catorce años
que tenía el nombre más bonito del mundo.
Pero
el juego de la vida lo comparte con esa madre adoptiva a la que se aferrará
hasta el último momento. Esa entrega amorosa a la madre de hecho es
correspondida por esa vieja, gorda y fea judía que había sido una preciosa puta
y que arrastraba su propio sufrimiento y abandono marcada además por su
experiencia en el campo de concentración nazi.
La
sensibilidad de Momo tiene momentos memorables en su relación con la gente que
le rodea y que se traduce siempre en una generosidad, en una amistad auténtica en ese ambiente durísimo de los
desahuciados sociales. Hay por tanto amor, hay humor, hay ternura, hay
esperanza y grandeza. Tiene esta novela de todo: psicología, sociología, moral,
en fin, me ha encantado.
Gracias por tan buena reseña, gran lector.Un abrazo, Maribel
ResponderEliminarPor fin google me ha funcionado que otras veces he querido comentarte algo y no me dejaba
ResponderEliminarTodas esas vivencias se enfocan hacia la esperanza o, por el contrario, acaban en un desenlace nihilista?
ResponderEliminarNo, no, todo acaba en esperanza. Momo, el protagonista, no la pierde nunca.
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