Hemos vuelto al horario
cotidiano de nuestros quehaceres y se asemeja a un remanso de río que te
envuelve como un remolino. Las cosas están en su sitio, la luz del sol que gana
distancia en nuestro comedor, las ventanas literarias en los estantes, las
últimas adquisiciones esperando una caricia de las manos para hojear y ojear
con la misma ilusión que uno tiene al comenzar una pieza de baile. Hay estética
en el encuentro con un libro, hay esperanza, hay ganas de descubrir a dónde te
lleva. Con esa predisposición me preparo en 5 minutos una infusión, abro una
tecnológica caja de música que me regala los oídos sin interrupción y …¡.las
madalenas hechas el día anterior! que conservan todo su perfume, todo su color
y el ligero orgullo de comprobar que están buenísimas. Dejo foto elaborada
también artesanalmente en casa como prueba y recato de lo que empieza a ser costumbre.
Fusionas arte culinario con arte fotografico, cada vez añadimos mas ventajas al currículum!
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