Desde hace mucho tiempo la Física
viene buscando una teoría que unifique todas las fuerzas conocidas de la
Naturaleza: gravitacional, electromagnética, nuclear fuerte y nuclear débil,
algo parecido a lo que ya los físicos presocráticos venían haciendo al intentar
encontrar un principio de todas las cosas (arjé), como el agua, o el aire, etc.
Era una búsqueda que se relacionaba mucho con una idea de armonía cosmológica,
una idea que diera razón y sentido a todo lo observable. Así lo hicieron los
pitagóricos; lo hizo Platón con su famoso axioma del círculo para explicar
todos los movimientos de la mecánica celeste; lo hizo Kepler que con sus ecuaciones sobre las distancias y
movimientos planetarios pretendía mostrar una armonía de orden musical. Todos
esos intentos de físicos y astrónomos tenían detrás un trabajo de supervivencia
(se jugaban las cosechas) gracias al cual hemos llegado hasta aquí.
Imprescindible no dejarnos nunca llevar por el presentismo, esa idea que
ridiculiza a los grandes científicos que nos han precedido, desde los antiguos
griegos, y que nos los hace mirar como ingenuos, como si nosotros no lo
fuéramos para la mirada de los de aquí a cien años.
Hoy los científicos trabajan en
dos teorías diferentes que se ocupan de cosas diferentes aunque
complementarias: la cuántica, preocupada por el mundo de lo más pequeño, con
sus partículas elementales, y la relatividad, preocupada por cómo es y como
interacciona el universo, intentando dar respuesta a una nueva cosmología.
Se busca, como apuntaba antes, una
ley que armonice todas las fuerzas ¿por qué? ¿es necesario? Tal vez no, pero es
evidente el enorme atractivo de la idea. Como siempre, la ciencia ahonda en las
explicaciones que presentan irregularidades, éstas a su vez ponen en crisis a
una explicación y aparece una nueva que parece colmar nuestras expectativas. Es
la teoria del desarrollo científico, de los paradigmas y sus cambios, que nos
explicaba Khun. Por cierto, las ciencias económicas no ahondan en investigar
las irregularidades. Así les va, así nos va.
Todo esto viene en parte referido
al encuentro con la joven Sonia Fernandez-Vidal, doctora en física
cuántica por la UAB que intentó acercarnos a la relación entre física cuántica
y realidad en la conferencia realizada en la Agrupación Astronómica
de Sabadell. Lo hizo muy bien y me llevé su libro (dedicado, naturalmente)
titulado Esmorzar amb partículas
(Almuerzo con partículas) con una apreciable voluntad divulgativa ya que el
subtítulo dice”La ciencia com mai no s’ha
explicat”( La ciencia como nunca se ha explicado). Ya daré cuenta de lo que
haya aprendido de física cuántica, que empieza a estar más cercana de lo que
parece a nuestra comprensión. Exige, eso sí un buen esfuerzo para nuestra
capacidad de entender al implicar conceptos nuevos, enfoques nuevos, nuevas
formas de mirar y de pensar.
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